
Francisco Fernández Ochoa tenía 56 años y falleció anoche víctima de un cáncer linfático que padecía desde hace meses.
El esquiador, único campeón olímpico español en unos Juegos de Invierno, hizo su última aparición pública el pasado 27 de octubre, en su pueblo natal, la localidad madrileña de Cercedilla, que homenajeó al celebre campeón, con una estatua, que recuerda el momento en el que recibió el oro y que fue destapada por las infantas Elena y Cristina.
Fernández Ochoa, que hacía unos días que había abandonado el centro oncológico en el que estaba siendo tratado, se proclamó campeón olímpico de eslalon especial en los Juegos de Sapporo (Japón) en 1972 y dos años después obtuvo la medalla de bronce en la misma prueba en los Mundiales de St Moritz.
Capilla ardiente
La capilla ardiente que ha sido instalada en su casa de Cercedilla, por decisión de los familiares, permanecerá allí hasta que mañana a las 12 se oficien los actos fúnebres en la parroquia de San Sebastián, antes de que los restos mortales del esquiador reciban sepultura en el cementerio municipal de su pueblo natal.
Hasta ahora importantes personalidades de diferentes ámbitos, pero especialmente del deportivo, han visitado la capilla. Como los ex deportistas Ángel Nieto, Juan Antonio Corbalán, Colomán Trabado y Fran Murcia, así como el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, y su antecesor en el cargo, Juan Antonio Gómez Angulo. El propio Principe De Asturias se acercó y aseguró que fue "una gran figura, un gran amigo y un ejemplo para todos".
Desde primera hora de la mañana comenzaron a llegar, vecinos y amigos del campeón español, así como algunas coronas, entre ellas una enviada por Los Reyes, otra por del Real Madrid y un sin fin de condolencias.
Maria