miércoles, diciembre 06, 2006
posted by Lola y María at miércoles, diciembre 06, 2006


Daniel Clowes lo ha vuelto a hacer. Ha logrado otra obra maestra. Ice Heaven, publicado por la editorial Pantheon. Tras el éxito apabullador de su cómic Ghost World, llevado al cine de la mano del director Terry Zwigoff con Scarlett Johansson y Thora Birch en los papeles protagonistas, el talento del de Chicago no pasa desapercibido para nadie.

Ice Heaven recrea un mundo en miniatura, imaginado al por menor y hermosamente dibujado, preciso, escalofriante, divertido, complejo, con el extraño y constante trasfondo de cruel ternura que es la clave de la obra de Clowes”. Esto es lo que dice uno de los personajes de este comic, el cual es un critico del 9º arte, también tendremos otros personajes que les gusta la poesía pero son incapaces de comunicarse verdaderamente, un detective en busca de algo y de unos ¿crios?.

El formato del tebeo, con tapa dura y horizontal hace ya de entrada que sea precioso el comic, y el interior no se queda atrás, con unos personajes muy definidos y excéntricos, como todos los de Clowes.

Daniel Clowes nació en Chicago el 14 de abril de 1961, el día del "vigésimo noveno cumpleaños de Jayne Mansfield" como a él le gusta recordar, admirando como admira la estética y la cultura norteamericana de la década de 1950. Sus primeras influencias no son nada extravagantes, más bien típicas: Superman, la revista MAD, los comic-books de la editorial EC (en concreto los realizados por dibujantes como Johnny Creig o Berni Krigstein) y las películas de ciencia-ficción y de terror de serie B. Pero pronto empezará a interesarse por todo lo que hay detrás de esos dibujos, detrás de las portadas de Strange Adventures, detrás de la cotidianidad. Estudió en Nueva York, en el Instituto Pratt de Brooklyn, y tras graduarse trató de buscar trabajo en la ciudad, pero tuvo que volver al hogar familiar, a Chicago.

Debutó en la historieta por la puerta grande, nada más y nada menos que con una pequeña colaboración en el número trece de Love & Rockets, mítica cabecera responsabilidad de los hermanos Hernández y por aquel entonces (1985) el título más destacado de la escudería Fantagraphics y máximo ejemplo del cómic independiente americano desde mediados de los años ochenta. A partir de ahí empezó a realizar una serie de historias cortas de un personaje propio: Lloyd Llewellyn, detective inepto, incapaz, mujeriego y pendenciero, rodeado de una estética propia de los años cincuenta y de las películas de cine negro. Llegó a publicar un total de seis números, en los que pudo foguearse y aprender lo suficiente para debutar con Eightball en 1989. Desde la primera entrega hará gala de su particular manera de ver el mundo. Perfecto ejemplo de ello será su primera historia larga (del número 1 hasta el diez) Como un guante de seda forjado en hierro, un extraño, desconcertante y, en determinados momentos, incomprensible experimento narrativo que algunos han comparado con el cine de David Lynch. A partir de ahí Clowes, con total libertad creativa, ha dado rienda suelta a sus demonios y obsesiones, ha analizado socarronamente el mundo del cómic en EEUU y ha creado un par de obras realmente antológicas, convirtiéndose, con el permiso de Peter Bagge [autor de Odio] en el rey del nuevo underground.


Lola